Sara Dartayet

Se nos ha ido Sara, nuestra poetiza, dejándonos el hermoso legado de sus poesías, que tanto disfrutábamos escuchar cuando nos las recitaba de memoria. Mantuvo a la familia unida y las puertas de su casa siempre estuvieron abiertas para recibir a los familiares y amigos y para celebrar numerosas fiestas y reuniones. Nunca se quejó del ruido ni de la algarabía que formábamos al reunirnos, sino que disfrutaba de ver a toda la familia junta y compartiendo momentos felices. Durante sus últimos meses de vida, sólo pensaba en su querido pueblo natal: El Jíbaro. A todo el que venía a verla le pedía que la llevara para allá y tenía su equipaje listo para la partida. Estaba orgullosa de haber sido la Administradora de Correos de su pueblo y de haber dado a luz a su primogénito el Día de San Antonio Abad, patrón de El Jíbaro. Se preocupaba por su hija Sarita y sentía la necesidad de tenerla siempre cerca. Ahora estará feliz y tranquila al lado de su esposo, quien la adoraba y quien siempre la trató como a una reina. También la esperan con gran júbilo en el cielo su nieto Papo, quien siempre demostró por ella un gran cariño y respeto, sus padres, sus hermanos y su abuelito, a quien últimamente mencionaba con frequencia. Alegrémonos, pues, no sólo de haberla tenido con nosotros por casi 98 años, sino también porque ya se encuentra en presencia del Señor.